martes, 8 de septiembre de 2009

THE LAUNDERETTES


Recuerdo cuando ví en las fiestas de León a un grupo llamado Las Bestias, tocando "Me gusta ser una zorra". Un grupo de tias de las que merecen la pena. Creo que esos fueron mis inicios en el punk, garage - rock español.

Luego llegarían Las Vulpes, Paralisis Permanente, Aerolinias Federales, Kaka de luxe.

En esos día sólo quería ser una estrella de rock, tocar la guitarra o quizás la bateria y hacer millas.

Con The Launderettes he sentido la misma sensación que aquella primera vez me inspiraron Las Bestias. Tias que merecen la pena, guitarras crudas, buenas letras, una mirada hacia el sixtie garage - rock, y un directo increible.

Aquí os dejo el link a myspace de estas 5 noruegonas!!!!

http://www.myspace.com/68779387

lunes, 29 de junio de 2009

FLORBAJA FOREVER

Miré por la ventana de la cocina y ví los balcones de la casa de mi viejita cerrados a cal y canto. Ya no había ropa tendida, ni vocerío, ni cacerolada. Todo guardaba ese silencio inmenso de las estaciones de tren, cuando sientes que la vida pasa en otra parte, mientras tú sigues de pie, parada en el andén, viendo como el pasado se acurruca en el recodo del camino por donde el vagón avanza.

Volví la vista a los fogones y sentí el calor de la conversación en las noches de invierno, con los compañeros, las risas, las riñas, la complicidad.

Caminé por el pasillo angosto y oscuro, miré de soslayo la habitación, aquella cama, recuerdo de caricias, de mil encantos, de noches en vela y cigarrillos al pie de la ventana. Entré luego en el salón, y vinieron ecos de guitarra, canciones de Silvio, máscaras, disfraces, botellas de ron… Finalmente tu habitación con vistas a Gran Vía, los primeros veranos bebiéndonos la noche a dentelladas ardientes, el Raúl, Intolerancia de J. Daimiel…

Luego lloré.

lunes, 8 de junio de 2009

LOS HERALDOS NEGROS

La derecha gana terreno en Europa y la izquierda sigue sin votar. Los resultados de ayer fueron demoledores, Europa avanza hacia la derecha más conservadora, aunque los comentaristas intenten suavizar el tono de estos partidos calificándolos de centro derecha. Me gustaría que algunas de estas personas me explicaran qué es el centro, qué ideología encierra el centro, el centro respecto a qué. La Real Academia Española dice que es la tendencia o agrupación política cuya ideología es intermedia entre la derecha y la izquierda, sin embargo por más que leo y releo los programas que estos partidos llevan a Europa no veo ningún atisbo de medidas que se puedan considerar de ideología de izquierdas.

Ayer se me cayeron los cristos del alma – como decía Cesar Vallejo-, de alguna fe adorable que el destino blasfema. Ciñéndome al panorama nacional, el problema de la izquierda es un problema endémico. La derecha española vota porque es disciplinada, incluso en ocasiones un poco autómata, y en esto siempre tiene las de ganar. No se si la izquierda peca de exceso de realismo y desencanto, o simplemente de excesiva generosidad consigo misma. Es la que más protesta, la que más se queja, la que más manifestaciones apoya, la que es capaz de dar vueltas y más vueltas sobre un tema hasta agotarlo, de beberse las madrugadas buscando la solución al conflicto global, pero luego, no vota. Porque no merece la pena, porque son el mismo perro con distinto collar, porque no me viene bien, porque tengo resaca, porque no me apetece quitarme el pijama, porque pa qué.

Y así le luce el pelo a la triste España y a la vieja Europa. Que luego no se quejen cuando nos suban la tarifa del móvil, cuando nos eliminen subsidios, cuando nos obliguen a disminuir el gasto social, cuando se aplique el libre mercado en todos los sectores, bienes y servicios (y quédense con lo de servicios), etc.

Ayer sentí rabia, pero no porque ganaran los partidos de derecha, sino rabia por el 54 % que se quedó sin votar, que no ejerció su derecho al voto por el que lucharon y perdieron la vida tantos hombre y mujeres, verdaderos padres de nuestra actual democracia. Me gustaría que la gente votara, aunque sólo fuera por respeto a ellos, no habría mejor Ley de Memoria Histórica.

Hay golpes en la vida, tan fuertes…¡Yo no sé!

sábado, 25 de abril de 2009

ISAÍAS


Conocí a Isaías en un bar de Peñafiel llamado el Chicopa.

- Hace 50 años dejé de fumar en este mismo bar, delante del médico del pueblo. Los médicos dicen que es mejor dejarlo poco a poco, pero eso no es dejar de fumar, es fumar menos.

Decía con su mirada velada y viva mientras una sonrisa pícara asomaba a sus labios.

- Es que soy genético, por eso casi no veo.

Mientras yo sentía que algo se me perdía en aquella frase, que no lograba comprender del todo.

Pero Isaías tenía mucho más que contar que sus historias con el tabaco y su pérdida de visión. Lo intuí enseguida porque, como en los cuadros de Bacon, sus ojos miraban hacia el vacío buscando algo que se escondía dentro, en el pasado de sus recuerdos.

- En el 36 yo tenía 8 años. En Peñafiel teníamos el mejor alcalde que ha habido nunca, ya por entonces instaló todo el alcantarillado en el pueblo, cuando no lo tenía ningún otro en la zona. Fíjate que fui yo mismo a instalar el alcantarillado en Cuellar cuando ya estaba casado y con hijos. Pero vinieron los nacionales y lo acusaron de Rojo y ahí mismo en la plaza del pueblo ví como lo acribillaban a balazos. El mejor alcalde que hemos tenído nunca, un hombre bueno. No hemos vuelto a tener a nadie así desde entonces. Se llamaba Celestino Velasco, un hombre bueno.

Repetía aquella cantinela como el estribillo de un panegírico, jamás recitado, “un hombre bueno”, y volvía a perderse en algún recuerdo mientra bebía pausadamente su Ribera.

Pero no es Isaías un hombre melancólico atormentado por la España terrible que le tocó vivir, Isaías se enfrenta a la vida con esa sonrisa eterna dibujada en los labios. Su padre era dueño de una cantina y el privilegio de estar al alcance de todos los chimorreos, historias y confidencias que animados por el alcohol conforman la geografía de estos lugares, le permitió aprovechar cada oportunidad que le brindaba la vida para despistar la falta de medios, el hambre y la desesperación. Aquel ambiente le hizo un niño extrovertido, buen conversador y listo. Isaías era querido por todos.

Comenzó a fumar también con 8 años, los soldados alemanes (miembros de la primera fase del apoyo de Hitler al bando nacional) e italianos (soldados fascistas italianos enviados por Benito Mussolini con el mismo propósito) en lugar de dinero, les daban cajetillas de tabaco a los chavales, por hacerles recados. El padre de Isaías era un fumador empedernido (quién no lo era por aquél entonces), pero aquel niño le decía a su padre que no tenía tabaco, porque le daba vergüenza confesar como lo había conseguido.

- Algunas veces se me ablandaba el corazón y le daba una cajetilla.

Decía, ahora sí, con una mirada melancólica.

Vivió mucho más, la construcción del metro de Barcelona, la vuelta a Peñafiel por la enfermedad de su padre, las novelas del oeste que devoraba cada tarde, los sueños de ser escritor.

- Mi profesor me decía que tenía una caligrafía de escribano.

- Isaías usted podría haber sido escritor con todas esas historias y su amor por la literatura.

Y en ese momento comprendías que, sin querer, aquella frase pronunciada con la intención de ser un elogio, se convertía en estocada doliente, porque ya era tarde, porque era genético y ya no veía. Era un Borges ciego, tardío y sin secretaria.

Y así volví a Madrid, emocionada por aquella tierra, por aquel hombre, por Celestino Velasco y su muerte muda. Y pensé en cuantas historias mudas quedarían en España, y sentí un pena inmensa al pensar que nadie conocería a Isaías, que seguiría yendo cada tarde al Chicopa, pasando desapercibido entre la multitud.

Y con esta obsesión, me lancé a una búsqueda desenfrenada de aquel pasado para dar un sentido a aquella vida, o era a mi vida. Comencé a buscar en las hemerotecas algún rastro de Celestino Velasco. Necesitaba demostrarme a mi y al mundo que la historia de Isaías era cierta, que Isaías era real, que la muerte de Celestino Velasco era un secreto a voces.

Pasaba hojas y hojas de periódico buscando aquel apellido, Velasco, y alguna conexión con aquél lugar, Peñafiel. Mi ojos enfebrecidos por el cansancio y la atención, recorrían columnas de grafías negras, líneas interminables, mares de letras. Y nada.

Hasta que de pronto, allí estaba. Una hoja de periódico del Diario la Vanguardia del 5 de Septiembre de 1936, página 9.

Y entonces en mi cara se dibujó una sonrisa eterna, porque tengo historia, porque se quien soy, porque a pesar del tenaz empeño de arrebatárnosla durante años, no me la han quitado.

Gracias Isaías.





domingo, 15 de febrero de 2009

LOST HIGHWAY


Anoche volví a ver Carretera Perdida (Lost Highway) de David Lynch, y esta vez más que nunca me pareció fascinante, inteligentísima, inquietante, pura belleza onírica.

Para muchas personas, amantes del cine o no, David Lynch simplemente es un loco extravagante, un pirao, un excéntrico, un raro. Si se te ocurre comentar a alguien que te gusta, ya no que te gusta, que te ha entusiasmado alguna de sus películas, ya es que “tú vas de guay”, de cinéfilo, de gafa pasta y pose melancólico.

Reconozcamos que David Lynch es diferente, pero si fuera tan excéntrico y hermético en su arte, más de 3 millones de españoles habrían seguido Twin Peaks (eso sin contar el éxito en el resto de países). Quién no recuerda el fotograma de Laura Palmer con el rostro azulado envuelta en un plástico, y quien no se estremece cuando viaja en coche de madrugada y de repente le asalta a través de la radio la melancólica y sombría melodía del maestro Angelo Badalamenti “Twin Peaks Theme”.

Y no es que para llegar al gran público televisivo Lynch se esforzara en hacer una obra comercial, más ligera o digerible, todo lo contrarío revolucionó el formato de serial llevando la cinematografía a la pequeña pantalla. En Twin Peaks descubrimos influencias tan magistrales y cinematográficas como la de “Laura” de Otto Preminger y adivinamos la semilla precursora que llevará en el futuro a la creación de series tan exitosas como “Doctor en Alaska” o “Expediente X”.

Creo que David Lynch no es un autor marginal, de cine independiente, o de salas especializadas en pases para el pequeño público, es un autor que puede llegar a todos en todas y cada una de sus películas, desde Terciopelo Azul (Blue velvet) a Una Historia Verdadera (The Straight Story), desde Cabeza Borradora (Eraserhead) a Mulholland Drive.

La clave de su cine está en el espectador y hasta dónde este quiera indagar en las complejidades del ser humano. Esa es la grandeza de Lynch, que deja la pelota en el tejado del que ve, del que observa, de "voyeur" que se asoma y mira a través de la ventana indiscreta que es su cine. Juega con él una partida de ajedrez al estilo del “Séptimo Sello“ (Det sjunde inseglet) de Ingmar Bergman. Lynch va a lo más básico: los celos, la envidia, el deseo, el sexo, la codicia, el amor. Y desde ahí desciende en un torbellino delirante a los efectos más devastadores de estas viejas pasiones: la locura, el asesinato, la pesadilla, la muerte, la enfermedad, la extorsión, la sangre, la cárcel de la mente en que se convierte la culpa. Y claro, a veces es incómodo bajar a estas cloacas, con David Lynch siempre es incómodo.

Es tan genial este descenso a los infiernos que logra hacer estético lo grotesco y bello lo que a primera vista nos resultaría desagradable. Quisieras dejar de mirar, apartar la vista, cambiar de canal, salir corriendo de la sala de cine, pero estás atrapado por esa red tan perfectamente tejida de personajes, por el morbo que provoca el suspense constante de la historia, por el temor irracional que te provocan ciertos planos (herencia extraordinaria de Robert Aldrich, Qué fue de Baby Jane (What Ever Happened to Baby Jane), Canción de Cuna para un cadáver (Hush…Hush, Sweet Charlotte), sólo él logró crear de forma magistral el terror inconsciente en el espectador con el simple hecho de enfocar el picaporte de una puerta desde abajo, acompañado de una banda sonora sombría), y por lo incómodo y ególatra que resulta que te alcen un espejo enfrente.

Por si no lo habíais adivinado David Lynch siempre gana la partida, porque cuando quieres darte cuenta, justo al final, descubres que el tablero está vacío y que enfrente sólo hay un tipo como tú que te mira con sonrisa ladeada desde el otro lado del espejo.

sábado, 7 de febrero de 2009

EL PRECIO DE LA VIDA

Ayer discutía con un amigo sobre la Obamanía que recorre en estos días el mundo, sobre los EEUU y su papel en el escenario internacional. Mi amigo sostenía que aún mantenemos el modelo tradicional de Imperio y que actualmente el Imperio es USA, pero como es muy costoso mantener la antigua estratificación del imperio, con sus federaciones y virreinatos, se ha moderniza y hoy en día su influencia se camufla como relaciones comerciales, cooperación internacional, intervencionismo militar, acción civil, etc.

No creo que esto sea del todo cierto. Es evidente que la influencia de los países en el gobierno del mundo dista mucho de ser democrática, pero no creo que la soberanía recaiga en el gobierno de un país en particular sino en una serie de organismos que son los que realmente deciden el destino del mundo. Hay tres organismo que gobiernan el gobierno de lo países: El Fondo Monetario Internacional (dirigido por cinco países), el Banco Mundial (dirigido por ocho países) y La Organización Mundial de Comercio.
Estos organismos “proponen” políticas a los gobiernos de los países, supuestamente para fomentar ideas tan loables como, promover la cooperación monetaria internacional, facilitar la expansión y crecimiento equilibrado del comercio internacional, facilitar créditos y ayudas a países menos desarrollados o con dificultades en su economía, etc… Pero qué podemos esperar de estos organismo que supuestamente ha sido creados con el fin de crear un panorama internacional, democrático, estable y equilibrado, cuando fomentan ideas como el saneamiento del presupuesto público a expensas del gasto social (no olvidemos que del 2004 al 2007 fue presidente del FMI Rodrigo de Rato Figaredo, imagino que os suena), la desregularización del mercado de trabajo, el libre mercado en todos los sectores y servicios (incluidos educación y sanidad, el concepto de “bienes y servicios” es así de amplios para el FMI); o promover y financiar proyectos (en el caso del Banco Mundial, protector de los países menos desarrollados no olvidemos) que atentan contra la humanidad y el medio ambiente (creación de una presa en India que provocó el desplazamiento a zonas de pobreza de 240.000 personas, o la colonización de la selva brasileña, por poner algún ejemplo).
Si nos asomamos un poquito a las actividades de estos organismo el panorama es descorazonador. Tanto que después de meditar sobre todas estas cuestiones comencé a ver el mundo más feo, y a los gobiernos de los países más feos todavía, y hasta vi feo al gobierno de mis país que se dedicó a recitar poesía durante la ofensiva en Gaza, y al gobierno de los jueces empecinados en crear una estructura oscurantista de organismo intocable e inaccesible.

Y así me fui a la cama triste sin poder escribir una sola línea porque mis palabras eran feas también. Cuando de repente en mis manos triste cayó un libro tristísimo (El largo viaje, de Jorge Semprún)… y me salvó del naufragio. Porque más allá de su prosa hermosísima y de su verdad oportuna, me enseñó que hay un mundo feo y un mundo bello, que hay ideas terribles e ideas necesarias que cambian el mundo, que hay personajes monstruosos y personas hermosas que son las que hacen posible que este sea cada día un lugar más habitable.

Os recomiendo la prosa poética y mordaz de este autor, de este hombre valiente, libre en su deber y consciente, que sobrevivió a su libertad, cuando la libertad tenía el precio de la vida.

sábado, 10 de enero de 2009

SUEÑOS DE SEGUNDA

Mientras a nuestro alrededor la gente corre azorada a consumir las rebajas y a descambiar el decimocuarto suéter hortera que le ha regalado la suegra, en la franja de Gaza se vive (o muere) hoy, el decimoquinto día de ocupación de las Fuerzas de Defensa Israelí (IDF).

Entre tanto ya nadie se acuerda de Kivu, ni del coltan, ni de que los días 25 y 26 de Diciembre el Ejército de Resistencia del Señor (RLA) atacó Faradje provocando la muerte de 70 personas y 37.000 desplazados. Ni de que el último ataque tuvo lugar el lunes en la villa oriental de Napopo. Dos días antes, los rebeldes atacaron la villa de Nagero, pero ya estábamos enfrascados en otra guerra. Tutsis, ruandeses y Mobutu nos suenan a Best séller de John Le Carrè, a película taquillera de Leonardo Di Caprio, a Memorias de África. Todos sabemos que siempre ha habido guerras de primera y guerras de segunda; al igual que hay muertos de primera y muertos de segunda.

Es así, hay muertos de primera como los israelíes que valen 100 muertos palestinos (hasta el momento 500 palestinos muertos frente a 5 israelíes) y muertos de segunda que son daños colaterales en la lucha antiterrorista (los canallas se esconden entre la población civil, qué vamos a hacerle chico). Si eres judío o católico enhorabuena eres ciudadano del mundo de primera categoría y muerto honorífico, porque claro, perteneces a un pueblo evolucionado, próspero, civilizado. Ahora si eres musulmán la jodiste, por bárbaro, por ignorante, por haberte quedado en la época medieval. No tienes derecho a formar parte del mundo, ni a estar en tu casa (porque no eres digno de ella), ni a luchar por ella (porque entonces eres un terrorista), ni de defenderte (porque entonces te sentencian como un radical). Si quieres vivir tienes que entrar en la razón del primer mundo y ceder tus tierras a los hombres de primera. Luego ya se verá, te vas o te mueres, total tu cielo va a ser un cielo de segunda, igual ni existe, ni ocupa espacio, mejor estás allí.

Pero esta no es sin duda la peor categoría, hay una más de la que ya nadie se acuerda, ya no sale ni siquiera en las noticias breves de nuestra querida prensa internacional. Son las guerras y muertes de aquellos que además de musulmanes son africanos, negro y musulmán ya no te salva ni Otelo. Quien se acuerda en estos días de la Batalla de Mogadiscio, quien ha leído algo sobre Hassan Mayow Hassan, periodista somalí asesinado el 1 de enero cuando hacía un reportaje sobre combates que se libraban en la región de Baja Shabelle.

Yo de tanto recordar ya me he olvidado hasta de quien soy. Voy a contar ovejas de primera a ver si me ayudan a conciliar el sueño, aunque sea uno de segunda.